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REGULAR LA PROSTITUCIÓN ES LEGALIZAR LA EXPLOTACIÓN

REGULAR LA PROSTITUCIÓN ES LEGALIZAR LA EXPLOTACIÓN

Ante la existencia de propuestas que  pretenden legitimar la prostitución como un ejercicio humano supuestamente libre, la Secretaría de la Mujer del PCE sostiene que la prostitución supone la negación de los derechos humanos más elementales de las mujeres porque constituye una forma de esclavitud y de explotación humana.

Las legislaciones que se han ido dando a lo largo de la Historia no se han enfocado para proteger a las mujeres prostituidas contra la violencia y el peligro constante que corren sus propias vidas, sino con el fin de proteger al resto de la sociedad y especialmente a los clientes.

Cuando hablamos de prostitución, hablamos siempre de sexualidad masculina. La actitud que la sociedad tiene ante este hecho es el barómetro del grado a que la mujer es reducida. Legitimar la prostitución, es legitimar las relaciones de dominación sexual.

Hoy en día, la prostitución va unida con un comercio floreciente ligado a la trata de personas cada vez más jóvenes, pobres, inmigrantes sin derechos de ciudadanía; este comercio está presente en muchos países, autorizado por la moral pública y ampliamente banalizado por los medios de comunicación. Este comercio está organizado fuertemente en torno a ideologías androcéntricas y capitalistas; su regulación soluciona supuestamente a los gobiernos problemas de inmigración y de seguridad ciudadana a costa de la vida y la dignidad de las mujeres.

Defendemos que se sancionen a los que comercian con las mujeres, a los que se lucran con sus vidas. Por ello, nos negamos a que las instituciones (locales, regionales, estatales o internacionales), puedan convertirse en modernos proxenetas, utilizando el cuerpo de las mujeres como un instrumento más para recaudar impuestos, cuando lo que se tendrían es que crear los cauces para erradicar una industria, dirigida por la mafia organizada, que atenta contra los derechos humanos, la equidad y la justicia.
Algunos Gobiernos y colectivos, en lugar de hacer propuestas que faciliten a las mujeres el acceso en igualdad a la totalidad de los derechos sociales, invierten su tiempo político en redactar reglamentos que facilitan las condiciones a los dueños de los bares de alterne y a los mafiosos para que sigan traficando con las vidas y los cuerpos de las mujeres.

Que se sepa, al menos 40 millones de personas son víctimas de trata con fines de explotación sexual. Está demostrado que cerca del 80 por ciento de las mujeres que son prostituidas, han sido víctimas de violencia sexual en su infancia por parte de personas cercanas a su entorno familiar. Una vez que son obligadas a entrar en las redes, el 53 % sufre algún tipo de tortura, el 84 % agresiones sexuales severas, el 27 % mutilaciones y un 49 % ha padecido secuestros. Casi la totalidad de las mujeres sufren enfermedades de transmisión sexual.

Debemos oponernos a que se institucionalice esta forma de esclavitud y violencia contra las mujeres. Es hora ya de desenmascarar las voces que hablan de modernidad, de derechos y prebendas, cuando en realidad lo que se están defendiendo son intereses económicos muy concretos y la explotación humana que se aprovecha de la pobreza y la marginación.

Defendemos que se protejan a todas las víctimas de la prostitución; que se incida en programas integrales de actuación, y que la educación se encamine hacia una sociedad libre y sin violencia.

La Secretaría de la Mujer del PCE defenderá siempre la libertad, la dignidad, la igualdad y la seguridad de todos los seres humanos y, por supuesto, de las mujeres que son prostituidas, por eso nos negamos a la profesionalización de la prostitución.

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